Fin de semana entre amigos, con una estancia calurosa en cámping, pero disfrutando de las risas y la compañía. En el plano deportivo, una carrera en la que no hice nada ni disfruté nada.
No sé si es porque este tipo de carrera score con mapa topográfico no se me da nada bien, o porque sencillamente estaba descentrado después de cumplir el segundo gran objetivo de la temporada después del MAMOVA y el III Raid Sierra de Segura.
Después de estudiar el recorrido y hacer las primeras balizas, notaba suelto mi frontal, había puesto el anillo más ancho, y solo la intervención providencial del coletero de Lidia me hizo poder seguir la marcha a un ritmo decente. Mi ritmo era muy lento y poco continuo, no me encontraba a gusto. Cuando decidí volver me encontré con otro competidor muy majo con el que estuve hablando bastante, pero a cambio acumulé varios despistes de orientación y cuando este chico me dijo de volver juntos, lo intenté seguir con tan mala pata que lo perdí a él y me perdí yo, por lo que algo también se aprende de esto. Las conversaciones largas para después de la carrera y nunca hay que seguir a nadie. Carrera para olvidar.
Al día siguiente nuestra compi Ana nos ofreció una sesión de aguas bravas tanto a nado como en kayak, en el río Segura. Para rematar, una buena comida y a casa con la sensación de haber pasado un fin de semana muy entretenido.
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